Boda Alexandra y Marco | Destination Wedding in Bacalar

Estaban a un mes de su boda y en eso me buscaron para contratarme. En mi mente me hice un montón de historias: “seguramente le pasó algo a su fotógrafo original”, “cambiaron de parecer con su primer opción de fotografía”, “etc”. Pues no, resulta que en ningún momento habían pensado contratar fotografía porque son una pareja que prefieren VIVIR EL MOMENTO. Al final Mar, a quien yo ya había hecho fotografías en su boda (aquí el blog de la boda de Mar y Fer) convenció a Alexandra para que sí contratara fotógrafo/a para su boda precisamente porque valía la pena capturar lo mejor posible esos momentos que estaban por vivir.

Cuando tuve la videollamada con ellos para conocernos un poco me describieron que ellos no querían una boda convencional, que no se casaban por tradición ni por cumplir con expectativas sociales. Ellos describían su evento como una celebración de amor. Vaya que lo fue. Estando ahí se sentía una calidez de cada persona. Durante la ceremonia, recorrí cada rincón que se me ocurría para que no se me escapara ninguna persona, pues sabía que cada uno de los invitados era parte de esa celebración de amor y no podía quedar nadie fuera. Se emanaba una energía grupal que se me pone la piel chinita nada más de acordarme.

Cuando sus invitados tomaban la palabra en la ceremonia nada más volteaba a ver las cabecitas del resto de las personas sentadas asintiendo como confirmación de cada anécdota y palabras de admiración descritas en cada discurso. Contadas desde lo más genuino de cada uno. Había personas que fueron a Bacalar, desde la Ciudad de México, Islandia, Austria, todos reunidos listos para celebrar.

Cada detalle le sumaba más a cada momento, la llegada de los invitados en pontones a través de la laguna, los alebrijes para cada persona, los colores, el grupo en vivo, sus amigos les compusieron una canción, el vestido de novia ultra colorido y ni se diga del baile de pareja; ¡en lugar de un vals convencional se aventaron toda una rutina de salsa!

Dato curioso: ha sido la primer y única boda en la que no se hizo sesión de novios, todo mega ultra espontáneo.

Alexandra y Marco han sido de esas parejas que me dejan una nueva reflexión del amor, de ser pareja, de ser cómplices y buscar una conexión genuina.